Dra. Dayu Lin

Dra. Dayu Lin

 

Profesora Asociada Instituto de Neurociéncia y Departamento de Psiquiatría, Centro Médico Langone, Universidad de Nueva York
Becaria Postdoctoral Insituto de Tecnología de California
PhD en Neurobiología Universidad de Duke

Translated by Ivette Martorell Serra

La Dra. Dayu Lin no se sentía muy optimista mientras se preparaba para probar una nueva técnica llamada “optogenética”. Había estado intentando estimular las neuronas en una parte específica del cerebro llamada el hipotálamo ventromedial (HVM), el cuál había sido sugerido como clave en la agresividad. Ella esperaba que la estimulación eléctrica de esta región en ratones provocaría que lucharan con otros ratones, sin embargo, durante medio año solo había conseguido inducir la reacción de huir, pero nunca de luchar. ¿Era su hipótesis incorrecta, o había algo que no estaba funcionando en sus experimentos?

         Dayu estaba lista para rendirse, pero el becario postdoctoral que la asesoraba la convenció para usar este nuevo truco llamado “optogenética” - un método que consiste en usar luz azul para activar poblaciones neuronales específicas - al menos una vez antes de desistir. Como se esperaba, debido a los fallidos resultados obtenidos en sus previos experimentos, los primeros cuatro ratones que probó de su último cohorte de seis, huyeron en cuanto encendió la luz azul para estimular el HVM. Pero entonces, para su más absoluta sorpresa, cuando encendió la luz para el ratón #5, este se acercó a otro ratón y lo empezó a atacar! Dayu no podía creer lo que veían sus ojos. Encendió la luz una vez, y otra, y otra, y cada vez, el ratón #5 empezaba a luchar. Sintiéndose inspirada, preparó otro cohorte con seis ratones, y esta vez, los ratones 5 y 6 empezaron a luchar cuándo ella estimulaba esa área optogenéticamente. Este éxito, después de meses de frustración, la llevó a un artículo innovador sobre como esta área del cerebro controla la agresividad, y lanzó su carrera académica. Hoy, Dayu es una Profesora Asociada en Neurociencia en la Universidad de Nueva York, donde su laboratorio sigue descifrando los circuitos neuronales que sustentan agresividad y otros comportamientos sociales innatos.  

         La pasión de Dayu por la neurociencia surgió gradualmente de su interés general en la biología. En la universidad de Shanghái, China, dónde creció, no había especialización en neurobiología, y ni tan siquiera un departamento en neurobiología. Dayu empezó a interesarse por el cerebro mientras trabajaba en un proyecto relacionado con la enfermedad de Alzheimer durante su licenciatura, aunque incluso mientras aplicaba a programas de doctorado en los Estados Unidos, sus intereses dentro del campo de la biología eran muy amplios. Aunque Dayu aplicó a programas de doctorado que iban desde genética a bioinformática, finalmente decidió unirse al programa de neurobiología de la Universidad de Duke. Allí, en su tercera rotación con el Dr. Larry Katz, Dayu escuchó sus primeros picos mientras realizaba registros intracelulares en animales anestesiados. Esta primera experiencia interactuando con el cerebro a tiempo real la cautivó, asombrada por estar escuchando literalmente lo que estaba pasando dentro del cerebro. A partir de ahí, sus intereses solo aumentaron. Acabó uniéndose al laboratorio de Larry, donde estudió cómo los olores complejos están representados en el bulbo olfatorio. Dayu descubrió que las neuronas individuales del bulbo olfatorio, llamadas células mitrales, se activaban con compuestos muy específicos dentro de olores complejos, como la orina. También identificó un compuesto particular en la orina del ratón macho que resultó ser atrayente para los ratones hembra y causó la respuesta de un número desproporcionado de células mitrales; en otras palabras, el compuesto era una prominente señal social que parecía ser muy importante para el bulbo olfatorio. 

Estos descubrimientos en el sistema olfatorio llevaron a Dayu a interesarse especialmente en comportamientos sociales innatos. Este interés la condujo a su beca postdoctoral con el Dr. David Anderson en CalTech, y fue en el laboratorio de David dónde hizo el trascendental descubrimiento sobre la importancia del HVM en la agresividad. Se dio cuenta más tarde de que los meses de experimentos fallidos en los que intentaba estimular eléctricamente el HVM se debieron al hecho de que el HVM es una región muy pequeña con diferentes funciones. De hecho, la parte que Dayu descubrió como importante para la agresividad - la subdivisión ventrolateral del HVM (HVMvl) - está justo al lado de otra pequeña región que es importante para los comportamientos defensivos. Así pues, en sus experimentos de estimulación eléctrica, probablemente estaba estimulando ambas regiones, y el impulso hacia el comportamiento defensivo tomó preferencia al comportamiento agresivo. Dayu señala que esto es común en los circuitos neuronales subyacentes a los distintos tipos de comportamientos sociales innatos. Frecuentemente, comportamientos muy diferentes, como luchar o huir, tienen “nodos” cercanos e incluso compartidos en sus circuitos. Esta es la razón por la cual el laboratorio de Dayu no solo estudia agresividad, pero también otros comportamientos sociales innatos, como por ejemplo comportamientos sexuales, que tienen circuitos que se solapan. Mientras que en este momento su laboratorio está centrado en obtener conocimiento sobre el mecanismo básico de estos comportamientos y cómo estos cambian a través de la experiencia, ella se imagina futuro trabajo en su laboratorio investigando cómo estos circuitos se alteran en estados de híper-agresividad y violencia. 

Cuando empezó su propio laboratorio, Dayu se acordó del consejo que recibió del mentor que más la había influenciado: su mentor de tesis doctoral, Larry Katz. Ella recuerda preguntarle cuál era el secreto para ser un científico exitoso, y su respuesta, después de pensarlo un poco, fue “la gente”. Con el tiempo, Dayu ha podido comprobar la verdad en esa afirmación. La parte más dura de empezar su propio laboratorio, aunque fue lo que a fin de cuentas la ayudó a ella y a su laboratorio a llegar al éxito, fue identificar y atraer la mejor gente. Ella saca energía de la gente de su laboratorio, así como nuevas ideas y perspectivas para pensar en preguntas científicas. También encuentra inmensamente gratificante presenciar los momentos de “¡ajá!” de sus estudiantes cuando descubren algo que nadie más en el mundo sabe - como su momento crucial cuando el ratón #5 empezó a luchar en lugar de huir. 

Aunque Dayu siempre tuvo el objetivo de convertirse en investigadora principal en su cabeza, se enfrentó a momentos de duda e incluso hubo un momento crítico que casi la lleva a un camino muy diferente. Cuando llevaba tres años en su beca postdoctoral y todavía quedándole mucho trabajo por hacer, se encontró en la difícil situación de tener un hijo de dos años y un marido con un trabajo en el lado opuesto del país. Deseando reunirse con su familia, decidió entrevistarse donde su marido trabajaba, y le ofrecieron el trabajo. Entonces, Dayu tuvo que hacer frente a una decisión angustiante: ¿dejar la academia y aceptar el trabajo con un sueldo que duplicaba su salario actual y la promesa de reunirse con su familia, o continuar persiguiendo su sueño de convertirse en investigadora principal? Insegura sobre qué hacer, irrumpió en la oficina de su asesor, David, y le preguntó si creía que ella tenía el potencial para ser parte del cuerpo docente. David le respondió con un rotundo “Claro”. Con los ánimos de su marido para perseguir su sueño y el apoyo de David para entrar en el mercado laboral inmediatamente y así poder estar junto a su familia lo antes posible, Dayu decidió intentarlo. Afortunadamente, le ofrecieron una posición en la Universidad de Nueva York y pudo reunirse con su familia y convertirse en parte del cuerpo docente. 

Dayu es tan exitosa y apasionada sobre su trabajo que es difícil imaginar que estuvo a punto de tomar un camino distinto. En ese momento crucial, ella dice que se dio cuenta de que podría encontrar otras oportunidades para cambiar la dirección de su carrera si ser parte del cuerpo docente no funcionaba o si era infeliz, pero sería mucho más difícil regresar a una carrera académica si decidía dejarla en ese momento. Aunque fue una decisión difícil, está contenta de haber rechazado la oferta de trabajo para perseguir su pasión. Claramente, las cosas han salido a su favor, y su laboratorio continúa realizando investigaciones innovadoras sobre cómo los circuitos en el cerebro contribuyen a la generación y modulación de comportamientos sociales innatos. Y cada vez que realizan nuevos experimentos en busca de descubrimientos fundamentales, siempre utilizan cohortes de al menos seis ratones.

 
Dra. Malavika Murugan

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Dra. Deb Karhson

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