Dra. Mary Kay Lobo

Dra. Mary Kay Lobo

 

Profesora University of Maryland, Baltimore

Investigadora Postdoctoral Icahn School of Medicine at Mount Sinai

PhD University of California, Los Angeles

Translated by Inge Guerrero

Cuando tenía alrededor de siete u ocho años, la Dra. Mary Kay Lobo se sentó asombrada frente al televisor viendo su programa favorito NOVA en PBS, aprendiendo sobre el ADN. Mientras el programa le inspiró un amor por todo lo científico, Mary Kay recuerda haber quedado particularmente impresionada con la idea de que una combinación de moléculas como el ADN pudiera actuar como un plano para la vida que conocemos hoy. Sin embargo, incluso durante la escuela secundaria, nunca consideró que pudiera convertirse en científica ella misma—eso sonaba demasiado intimidante. Poco se imaginaba que su fascinación infantil por el ADN se convertiría en un amor por la biología molecular y la impulsaría a una carrera estudiando el cerebro. Hoy, Mary Kay es profesora en el Departamento de Neurobiología de la Facultad de Medicina en la Universidad de Maryland, donde su laboratorio estudia los ganglios basales y los mecanismos moleculares subyacentes a su papel en la motivación y los comportamientos repetitivos.

Después de un breve período estudiando geología y luego un tiempo en el que consideraba un futuro como veterinaria, Mary Kay fue asignada a trabajar en el laboratorio de neurociencia del Dr. Michael Levine como parte de un programa de investigación de verano en UCLA. El laboratorio estaba estudiando los ganglios basales, y esta experiencia claramente dejó una impresión imborrable en Mary Kay, ¡ya que ha trabajado en los ganglios basales desde entonces! Continuó trabajando en el laboratorio Levine durante sus años de pregrado y luego durante un par de años como técnica después de graduarse. Su primer proyecto involucró el examen histológico de la expresión de la subunidad del receptor de glutamato durante el desarrollo, pero finalmente Mary Kay pudo sumergirse en las aguas de la biología molecular, un campo que la había emocionado desde que veía esos episodios de NOVA hace mucho tiempo. Una gran parte del laboratorio se centró en la electrofisiología, y había un interés colectivo en realizar RT-qPCR (reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa) de una sola célula para observar la expresión genética en las células específicas de las que se estaba grabando. A Mary Kay le pareció fascinante este proyecto y supo que quería seguir haciendo neurociencia molecular en el futuro.

En última instancia, Mary Kay decidió quedarse en UCLA para la escuela de posgrado. La escuela no solo era prestigiosa en neurogenética, sino que también tenía un cuerpo estudiantil diverso en el que Mary Kay se sentía cómoda. Casualmente, su momento para comenzar en el programa de neurociencia de UCLA fue perfecto, ya que el Dr. William Yang estaba comenzando su laboratorio allí. El laboratorio de Yang estaba estudiando los ganglios basales como el laboratorio de Levine, pero con un enfoque más celular/molecular, perfecto para Mary Kay. Comenzó un proyecto haciendo una caracterización básica de los dos subtipos neuronales principales en el área de estriado (incluye el núcleo caudado y el putamen). Usando líneas de ratones transgénicos que expresaban proteína verde fluorescente (GFP, por sus siglos en inglés) en las poblaciones de interés, Mary Kay aprendió a disociar neuronas, clasificarlas por fluorescencia GFP y realizar microarrays, un método precursor de la secuenciación de ARN, para explorar su expresión genética. Si bien hizo un seguimiento de la importancia biológica de algunos de los genes que había encontrado enriquecidos en subpoblaciones del área de estriado, mirando hacia atrás, los fundamentos de transcriptómica es quizás el experimento que más le enorgullece. El laboratorio de Yang pasó a realizar múltiples proyectos basados en el conjunto de datos de microarrays de Mary Kay, y fue gratificante para ella ver cómo sus propios resultados dirigían el trabajo del laboratorio en los años siguientes.

Al final de la escuela de posgrado, Mary Kay sabía que quería continuar en el campo de la neurociencia celular y molecular, pero enfocándose en la adicción y la motivación. El laboratorio del Dr. Eric Nestler estaba a la vanguardia de este tipo de trabajo, así que cuando Mary Kay recibió una oferta postdoctoral de Eric, aceptó sin dudarlo. El laboratorio de Eric se encontraba en ese entonces en UT Southwestern en Dallas, aunque pronto se mudarán a la Escuela de Medicina Icahn Mount Sinai en Nueva York. Casualmente, por la época en que Mary Kay se unió al laboratorio, Eric recibió algunos de los mismos ratones transgénicos que expresan GFP con los que ella había trabajado durante la escuela de posgrado. Dada su experiencia, parecía la persona perfecta para encabezar un proyecto sobre cómo diferentes poblaciones de neuronas estriatales están involucradas en la adicción. Una vez más, el momento oportuno estuvo del lado de Mary Kay, esta vez en forma de una colaboración fortuita. Lejos, en Stanford, el Dr. Karl Diesseroth estaba trabajando en el desarrollo de una nueva técnica —optogenética— que revolucionaría el mundo de la neurociencia. Mary Kay se había estado comunicando con el laboratorio de Karl sobre un tema completamente diferente, pero Karl terminó invitándola a su laboratorio para aprender optogenética, una técnica que permite a los científicos activar neuronas  eliminandolas a través de una longitud de onda de luz específica. Mary Kay implementó la técnica en el laboratorio de Nestler y la utilizó para hacer un importante descubrimiento sobre las neuronas dopaminérgicas estriatales. Clásicamente, el campo científico considera que las neuronas D1 y D2 del cuerpo estriado operan en una relación de oposición que impulsa el movimiento coordinado. Mary Kay descubrió que activar las neuronas D1 aumenta el comportamiento adictivo mediado por la cocaína, mientras que activar las neuronas D2 reduce la búsqueda de placer. Por lo tanto, el descubrimiento de Mary Kay demostró que la visión clásica de las neuronas D1 y D2 actuando en oposición no sólo era válida en el contexto del movimiento coordinado, sino que también se podía ampliar a la regulación del comportamiento adictivo.

Al finalizar su postdoctorado, Mary Kay se sentía segura de sí misma y lista para forjar un nuevo camino como investigadora independiente. Esta confianza no la había acompañado a lo largo de toda su trayectoria; había sido cultivada por mentores solidarios que vieron su potencial cuando ella misma no lo veía. Finalmente, Mary Kay se unió a la facultad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland en Baltimore. Su laboratorio se basó en su trabajo previo sobre subtipos neuronales en el cuerpo estriado, pero también se diversificó para estudiar áreas posteriores al cuerpo estriado (por ejemplo, el pálido ventral) y paradigmas conductuales además de la adicción (por ejemplo, el estrés). Su laboratorio ha florecido en los años posteriores, expandiéndose a áreas que ni siquiera Mary Kay podría haber previsto. Una de esas sorpresas ha sido un proyecto sobre el papel de las mitocondrias en la plasticidad sináptica, que comenzó cuando el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas anunció su interés en financiar trabajos sobre metabolismo al mismo tiempo que el laboratorio de Mary Kay encontró alterada la expresión genética relacionada con el metabolismo en uno de sus conjuntos de datos. ¡Ella encuentra esto particularmente irónico, ya que las mitocondrias habían sido su orgánulo menos favorito (¡demasiadas vías metabólicas para memorizar en la clase de biología)! Pero a veces la ciencia funciona de maneras misteriosas, y Mary Kay siempre ha estado dispuesta a la aventura de seguir los datos hacia descubrimientos inesperados.

Además de dirigir su laboratorio, Mary Kay fue una de las que fundó y actuó como presidenta de un comité de diversidad en la Universidad de Maryland. Comenzó como un comité asociado al programa de posgrado, pero ella supervisó su expansión para servir a todo el instituto de neurociencia de la escuela. Si bien el trabajo de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) nunca termina, el comité IDEAS (Inclusión, Diversidad, Equidad y Antirracismo en la Ciencia) ha logrado avances importantes en el cambio de las prácticas de contratación, el fomento de discusiones abiertas sobre el racismo y la implementación de capacitación sobre prejuicios. Muchos esfuerzos de DEI nacidos en 2020 se han desvanecido con el tiempo, pero gracias a la guía y el liderazgo de Mary Kay, el comité IDEAS sigue funcionando con fuerza.

La motivación de Mary Kay para ayudar a crear y dirigir este comité de diversidad proviene de un profundo reconocimiento de que sentirse parte de una comunidad puede marcar una gran diferencia. Mirando hacia atrás, recuerda que como estudiante universitaria, trabajó mucho siguiendo a una estudiante graduada e hizo prácticas en el núcleo de histología de UCLA, el cual estaba formado por varias científicas. Este fue un entorno en el que se sintió completamente cómoda, y fue su primer vistazo a un futuro potencial como científica para sí misma. Espera que, con una mayor diversidad entre los estudiantes y profesores de la Universidad de Maryland, otros puedan encontrar ese tipo de representación y sentido de pertenencia. Sin duda, Mary Kay es ahora un modelo a seguir para los estudiantes en formación, así como su versión joven lo fue, y el entorno de apoyo que ha trabajado por crear ayudará de manera parecida a que se visualicen a sí mismos como futuros científicos.

 
Dra. Nanthia Suthana 

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Dra. Athena Akrami

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