Dra. Ana Marija Jakšić
Translated by Inge Guerrero
Investigadora Principal École Polytechnique Fédérale de Lausanne, Suiza
Becaria Postdoctoral Universidad de Cornell, Nueva York
Doctorado en Genética de Poblaciones Medicina Veterinaria de Viena, Austria
Aunque la Dra. Ana Marija Jakšić no descubrió su camino hacia la neurociencia sino hasta bien avanzado su doctorado, su interés general por la ciencia surgió desde muy temprana edad. Siendo aún estudiante de educación primaria, se inscribió en una clase extracurricular de astronomía, y allí se encendió su primera “chispa” científica. Aunque con el tiempo dejó de lado las grandes preguntas sobre el universo para centrarse en un nivel de investigación más terrenal, ha continuado enfrentándose a interrogantes de gran envergadura y audacia casi astronómica. Actualmente, como becaria ELISIR y líder de grupo en la École polytechnique fédérale de Lausanne (EPFL), su investigación en neurobiología evolutiva experimental está ampliando nuestra comprensión de la variabilidad biológica y de los límites evolutivos de las capacidades cognitivas.
A pesar de su interés infantil por la ciencia, Ana Marija se matriculó en una escuela secundaria técnica en Zagreb, Croacia, especializada en economía. La decisión fue alentada por sus padres, quienes imaginaban que algún día Ana Marija administraría el negocio familiar. ¡Lamentablemente, lo detestó! Decidida a cambiar de rumbo, consideró la posibilidad de estudiar medicina veterinaria u otra carrera en ciencias biológicas en la universidad, pero su formación técnica en economía no le proporcionaba las calificaciones necesarias. Inspirada por su tío, quien dirigía una granja lechera, decidió que, como alternativa, se dedicaría a la agricultura, una carrera que combinaría su interés por los animales con su formación económica. Así, se matriculó en la Universidad de Zagreb para estudiar Ciencias Animales. Cuanto más aprendía, más se daba cuenta de que la agricultura moderna se basa fundamentalmente en la genética cuantitativa y de poblaciones, lo cual le resultó fascinante.
Mientras cursaba la maestría en Genética y Reproducción Animal en la Universidad de Zagreb, uno de sus profesores comentó lo talentosa que era en este campo y le sugirió que considerara realizar un doctorado. Al inicio no le interesaba; ¿para qué obtener un doctorado si su objetivo era ser agricultora? Sin embargo, a medida que empezó a involucrarse en más proyectos de investigación en el laboratorio de ese profesor y en otros, y al disfrutar enormemente de esas experiencias, reconsideró su decisión y finalmente cambió de opinión.
De esta manera, Ana Marija comenzó su doctorado en el Instituto de Genética de Poblaciones de la Facultad de Medicina Veterinaria en Viena, Austria, trabajando en el laboratorio del Dr. Christian Schlötterer. Emprendió un proyecto para investigar la adaptación evolutiva a distintas condiciones de temperatura en la mosca de la fruta. Para su sorpresa, un órgano destacó como el que más había evolucionado frente a los cambios de temperatura: el cerebro. En particular, descubrió que las neuronas dopaminérgicas eran fundamentales para la adaptación a la temperatura en las moscas, de modo que muchos de sus genes se regulaban al alza o a la baja en respuesta a climas fríos y cálidos, respectivamente. Esta fue su primera incursión no planificada en la neurociencia, y quedó cautivada. Nunca había tomado ni una sola clase de neurociencia en su vida, y ahora quería saber más.
Al finalizar su doctorado, Ana Marija decidió continuar estudiando neurobiología desde una perspectiva de genética evolutiva durante su estancia posdoctoral. Se trasladó a Estados Unidos para incorporarse al laboratorio del Dr. Andy Clark en la Universidad de Cornell y estudiar la variabilidad en la señalización dopaminérgica entre distintos genotipos de moscas. Sin embargo, poco después de comenzar esa nueva etapa, alguien le envió la convocatoria del programa EPFL Life Sciences Independent Research (ELISIR), que brinda la oportunidad y el financiamiento para que doctores excepcionales inicien de inmediato sus propios laboratorios. Ana Marija ya tenía en mente varios proyectos ambiciosos para su futuro como investigadora principal; no tener que esperar para llevarlos a cabo, sino comenzarlos de inmediato, resultaba una posibilidad demasiado atractiva como para dejarla pasar. Se postuló, ¡y fue aceptada! Ella describe la transición que siguió como “abrupta, caótica, pero sumamente emocionante”. Tuvo que interrumpir su posdoctorado, regresar a Europa y comenzar un laboratorio desde cero… y todo a inicios de 2020, justo cuando la pandemia de COVID-19 empezaba a causar estragos. No obstante, se sintió enormemente satisfecha de poder hacer realidad su sueño de desarrollar los ambiciosos proyectos que había propuesto en su exitosa solicitud al programa ELISIR.
El sueño de Ana Marija, que constituye actualmente el enfoque central de su laboratorio, ha sido utilizar la evolución experimental para intentar desarrollar una mayor capacidad cognitiva en moscas. Esta meta es incluso más ambiciosa y desafiante de lo que parece. En primer lugar, la “cognición” debe definirse cuidadosamente y de manera operativa para que pueda medirse en moscas. En segundo lugar, para poder seleccionarla en términos evolutivos, debe evaluarse de forma sistemática y a gran escala, de manera continua a lo largo de muchas generaciones y en numerosos individuos. En la práctica, esto significa que su laboratorio se propone evaluar 1500 moscas cada día. Este reto, en sí mismo inmenso, ha llevado a que una de las principales líneas de su laboratorio se centre en el problema de ingeniería de emplear robots para implementar un proceso automatizado de evaluación fenotípica. Ana Marija espera que este trabajo revele implementaciones biológicas fundamentales de capacidades cognitivas superiores. Su visión es que comprender estos procesos evolutivos podría contribuir al diseño de futuras tecnologías de inteligencia artificial. Otra rama del laboratorio de Ana Marija aborda un conjunto muy distinto de preguntas y problemas, aunque siempre bajo el marco de la biología evolutiva: la variabilidad genética y la aptitud adaptativa en los corales. Al comprender qué variaciones genéticas permiten que algunos corales sean más resilientes que otros frente al cambio climático, esperan contribuir a los esfuerzos de conservación de estos organismos. Esta línea de investigación representa una vía prometedora para aplicar su experiencia en genómica evolutiva al servicio de la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático.
Desde la astronomía, pasando por la economía, la agricultura y la genética, hasta llegar finalmente a la neurobiología evolutiva, la audacia e innovación creativa de Ana Marija han impulsado un recorrido educativo verdaderamente singular. Como investigadora principal, continúa desafiando sus propios límites —incursionando en campos adicionales como la ingeniería y la biología de la conservación— así como los límites biológicos fundamentales de la cognición evolutiva en la mosca de la fruta. Es evidente que Ana Marija apenas está comenzando, y sin duda su trabajo y el de su laboratorio seguirán evolucionando y generando resultados apasionantes.